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El 11 de noviembre de 1999, veinte años después de los hechos, la Fundación Anomalía publicaba un informe realizado por el ingeniero técnico, Juan Antonio Fernandez Peris. Aseguraba rotundamente que el caso Manises quedaba explicado racionalmente, solucionándolo así mas de veinte años de investigación.

Según dicho informe, las dos luces rojas que aquella noche vería el piloto aquella del Supercaravelle, Javier Lerdo de Tejada, se tratarían de las llamaradas de las torres de combustión de la refinería de Escombreras en Cartagena. Para esto se basa en la orientación del vuelo. Las luces se ven a la izquierda, por que es en el ángulo en el que estaría la refinería, y después pasarian a la cola al darse la vuelta y poner rumbo a Manises, cambiando así el ángulo en el que estarian las torres de Escombreras. A esto añade que esa noche según el instituto meteorológico hubo una fuerte inversión de temperaturas lo que dificultaría la visión de luces en el exterior del avión.


También añade que Javier Lerdo de Tejada se encontraba mal animicamente y eso pudo provocar una reacción desmedida ante el fenómeno lumínico. En aquellas fechas, la sociedad española, vivía una verdadera fiebre ovni, haciendo que cualquier luz en el cielo fuese puesta en tela de juicio. Este ambiente pudo ayudar a que la reacción del piloto fuese exagerada.

Sobre los 40 testigos del aeropuerto Manises recalca el hecho de que la luz que afirman ver no se movía o tal vez un poco hacia lo alto. Gracias a este dato dice que con las fuertes inversiones de temperaturas en la atmósfera pudo parecer que la luz de las estrella y los planetas fuesen mas fuertes y algo diferentes a la imagen habitual de estos. El curso de aquellas luces corresponderian la movimineto de la bóveda celeste.

Según Fernandez Peris, las fotos entregadas por Pep Climent, no serían más que un montaje. Las fotos serian tomadas al amanecer, hora que no corresponde con el suceso. Además Pep Climent y su condición psicológica no lo harían un testigo fiable.

Por último, habla sobre el Mirage F-1 pilotado por Fernando Cámara. Las luces tendrían su origen en el efecto meteorológico antes citado. Las interferencias causadas en el caza serían realizadas por la sexta flota norteamericana, en concreto por el porta helicópteros Iwo-Jima. La flota se encontraba en la proximidad de las islas Columbretes en alerta por la crisis de los rehenes en Irán.

Fernandez Peris concluye afirmando que fue una inusual combinación de circunstancias fortuitas lo que llevo a que se magnificaran hechos que, en condiciones normales, serian triviales.
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